Un patio bien pensado favorece el desarrollo integral del niño, estimula el juego, la interacción, fomenta la curiosidad, beneficia la autoestima y la salud física.
El patio de la escuela es un lugar perfecto para aprender. Un espacio rico de juego libre, de descubrimiento, de exploración, de asombro y aprendizaje.
Pequeños seres humanos con necesidad de dar rienda suelta a toda su energía, de saltar, correr, gritar, trepar, reír, cantar, bailar, descubrir, investigar…
Es importante concebir el patio de una escuela como un ambiente más de la misma, al aire libre, en el que la naturaleza y sus elementos estén presentes y en el que, a la vez, las posibilidades de juego sean ricas y variadas.
Los beneficios de contar con un patio de esta características son los siguientes:
- Cognitivos: Acercar la naturaleza a la escuela mejora el desarrollo cognitivo de los niños, ya que amplía su capacidad de observación, análisis y razonamiento. Además, las experiencias manipulativas que puede obtener un niño en un espacio al exterior bien preparado, con variedad de texturas, estimulan su desarrollo intelectual y sus sentidos.
- Emocionales: En un espacio al aire libre en el que se procura la presencia de elementos naturales y se instauran estructuras para su manipulación (casitas de juego, cocinitas de exterior, huertos, etc.) los niños aprenden a comunicarse, negociar, compartir, cooperar, coordinarse, etc. Además, al aire libre se acumula menos estrés y los climas son más relajados.
- Físicos: La actividad física es muy beneficiosa para todos, eso también incluye a los niños. Es bueno para su cuerpo, les ayuda a relajarse, a estar más sanos e incluso favorece el aprendizaje intelectual.
Teniendo en cuenta que nuestra climatología es excelente, seguramente podamos disfrutar de nuestro grandioso patio casi todos los días del año.